El Camino de Santiago de Compostela a Finisterre


Quiero contarte uno de los más emotivos recorridos que hice por mi estadía en España:

El 05 de Marzo del 2011 comencé el Camino de Santiago, desde la ciudad de Santiago de Compostela hacia Finisterre, donde según los romanos era eldond fin de la tierra (en gallego, Fisterra). 

Originalmente el camino de Santiago parte desde Francia, en Sant Jean Pled de Port, recorriendo todo el norte de España hasta llegar a la ciudad de Santiago de Compostela (que son unos 775 km). Allí los peregrinos obtienen  la “Compostelana” en la Catedral de Santiago de Compostela, que es una especie de certificado que te reconoce como peregrino del camino. Además del camino francés, existen seis rutas más, y en general, se puede partir desde cualquier punto del país, incluso desde Portugal. Hoy en día, probablemente para expandir la actividad  turística, el camino se puede continuar hasta el último rincón de Galicia, Finisterre.

Para aquel entonces vivía cerca de Santiago, por lo que mi partida fué desde allí. Por cuestiones de tiempo y preparación decidimos hacer sólo el tramo final de este camino, que son unos 90 Km, divididos en tres etapas, es decir, en tres días con buen ritmo. 

Día 1: Santiago de Compostela-Negreira de Muñiz (21 km):


    





















     Salí esa mañana del sábado, acompañada de mi valerosa hermana. Cada una con mochilas y los respectivos sacos de dormir, un peso el cual no estaba habituada. En este caso mi hermana llevaba ventaja, pues tiene un ritmo bueno, a pesar  del peso y su mal hábito de no hidratarse.

      Recuerdo vernos dejando la ciudad de Santiago, a lo lejos las luces del amanecer y el aire denso de la primavera dejaban ver la silueta de la ciudad y la catedral sobresaliente. 



      Seguimos por unos caminos boscosos, atravesando riachuelos y algunas veces la carretera. Todo el camino está muy bien señalizado, basta con seguir la vieira amarilla que se encuentra en todos lados y en cada intersección, muchas de las vieiras ubicadas en un hito de piedra, señalaban los kilómetros que faltaban para llegar al punto “0” Fisterra. Se pasa por varios caseríos, pueblecitos, mas bien. Algunos que ven pasar a los peregrinos del camino de Santiago les dicen: “¡Que tengas buen camino!”.

      





















   Luego de unas 4 horas caminando llegamos para el momento de la comida a Ponte Maceira, un pueblecito muy lindo, que le atraviesa el río Tambre, con un hermoso y antiguo puente medieval, y una cafetería a orillas del camino. Una de las cosas que más me gusta de Galicia es su aire de tiempos remotos, su paisaje, los bosques parecen de cuentos de ninfas y duendes, y lo mejor de todo es que aun se ven casas hechas de piedra con fogones encendidos y hórreos.


      Llegamos al hostal de día, aproximadamente a las 5 PM, nada mal, 21 Km todavía me parecían asimilables, sin embargo al llegar a las camas quedamos dormidas como piedras.


      Día 2: Negreira-Olveiroa (33 Km):

         


























      Al día siguiente nos levantamos con ánimo, ya un poco más descansadas. Nos esperaban 33 kilómetros, es decir, 12 kilómetros más de lo que hicimos el día anterior. 

   Saliendo del pueblo a las 7:00 AM, comenzamos a adentrarnos en bosques, y a subir una pequeña montaña. Madrugar esos días nos permitió apreciar la soledad y quietud de los pequeños poblados. Al medio día, luego de comer a orillas de la carretera, seguimos por praderas llena de flores amarillas, con muchas vacas y ovejas, ¡muy lindo! En en las colinas se ven las turbinas eólicas que generan electricidad.

   Ya por la tarde comencé a sentir mucho el cansancio, las ampollas de los pies, el dolor en la espalda por el peso, las piernas y las caderas, ya el dolor pasaba mis límites de tolerancia. Cuando por fin veo una señora muy anciana y le pregunté cuánto faltaba para llegar a Olveiroa, que era donde íbamos a pernoctar, me dijo en gallego que faltaba muy poquiño, y eso fue como 4 km más.

   Al caer la tarde comenzaron a pasarnos los demás grupos de peregrinos con pasos más rápidos, como si fuese una competencia, pero no entendía por qué, hasta que llegamos a Olveiroa, que es un caserío de dos calles, con muy pocas casas, de las cuales dos eran casas acomodadas para hospedar a los peregrinos. Ya cuando llegamos se habían acabado las camas en las casas. El señor, muy amable, nos dijo que sólo quedaba un establo acondicionado con un par de literas, sin calefacción y por supuesto que la tomamos. El saco de dormir fue muy útil esa noche, y ahora puedo decir que dormí en un establo de piedra, como el niño Jesús, sólo que, para nuestro beneficio, no había mulas ni bueyes adentro. 


Día 3: Olveiroa-Corcubión-Fisterra (35 km):

    

Salimos muy temprano, apenas comenzaba a aclarar, y una vez dentro de las montañas disfrutamos del amanecer, del cielo rosa y azul. Pasamos muy cerquita de los grandes molinos de vientos. Una parte del camino tenía piedras verdes oscuras, macizas y con un olor a azufre. Otra de las cosas con la que tuvimos que lidiar en el camino fue con los perros, muchos ladraban, pero otros lanzaban a morder. De pronto nos vimos a orillas de una carretera, había una sola cafetería y nos detuvimos para comprar par de bocatas gigantes con huevo revuelto y jamón serrano. Cerca, había una rotonda que tenía en medio dos hitos, que señalaban destinos diferentes. La flecha de la derecha era el camino hacia Muxia, y el de la izquierda era para Corcubión. Nuestro camino era por Corcubión para llegar a Fisterra ese mismo día. Después de allí, nos esperaba un largo camino. 


   De nuevo nos encontramos en una montaña, con pinos pequeños y pasto verde muy corto,  pero el sol estaba inclemente y la temperatura había subido mucho, y luego de tres horas caminando comencé de nuevo a sentir dolor insoportable en los pies y en las ampollas, decidí caminar un rato descalza, con sandalias, con los zapatos de mi hermana, pero nada me hizo sentir alivio. De pronto comenzamos a ver el mar..¡Qué alegría! pero... ahora nos tocaba comenzar a descender por la montaña. El calor y el hambre comenzaron a azotarnos, cuando finalmente, luego de casi una hora y media de descenso, llegamos a  un hermoso pueblo con casas blancas de techos rojos a orilla del mar. Nos detuvimos en un café a comer unos bocatas para continuar, porque nos faltaban muchos kilómetros más. Pasamos por varios pueblos lindos a la orilla de La Costa da Morte

   Por último retomamos un fresco camino entre las montañas, de donde veíamos el mar y los pueblos pintorescos. Llegamos a Corcubión para la tarde. Había una playa, en la que se encontraban algunas familias con niños jugando en la arena, porque era primavera. La playa tenía duchas y regaderas para los pies. Esa parada fué gloriosa, porque pudimos refrescarnos los pies adoloridos. Llegamos a Fisterra para las 7 PM aproximadamente, caía la tarde…Ya el albergue estaba repleto de peregrinos y coincidimos con muchos de los que ya habíamos visto en el camino. Allí obtuvimos nuestra “Fisterrana”, que es el certificado de haber culminado el camino hacia Finisterre. Al día siguiente nos esperaban los últimos 4 km del camino, para llegar al punto “0”. El hito que marcaba el “km 0” estaba al final del trayecto, subiendo la montaña.


Día 4: 4 Km para el Km 0:

  
   Nos levantamos a las 4:30 AM, aun estaba oscuro, pero queríamos subir temprano para regresarnos en el primer bus del día que saliera del pueblo a Santiago.  

    Subir esos 4 km de carretera, a la orilla del mar de Fisterra, observando a plenitud un amanecer mágico, fue una experiencia reconfortante. Lo mejor de todo ese tramo fue poder ver el faro encendido antes de que apagara sus luces sobre el alba. Al llegar al faro ves el hito que marca el "Km 0", y allí está la última loma que da hacia el mar. Ese sentimiento de realización que se vive al llegar a un sitio tan significativo y especial, luego de tan grandiosa travesía, no tiene precio. 



Los animo a que intenten hacer el camino de Santiago, es una experiencia maravillosa que nos enseña paciencia, constancia, fuerza y valor. 


Comentarios

  1. Super chévere el relato, no había visto este blog...
    ¿Viste por casualidad gente en bicicleta haciendo ese tramo?
    ¿Que costo tenían los hostales?
    ¿Viste gente acampando?
    ¿Que tanto frio hacía en Marzo?
    Saludos

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  2. Hola Eduardo! Claro que sí! Había mucha gente en bicicleta. Marzo es perfecto, incluso puedes hacerlo en Febrero, es bastante frío pero con la caminata se aguanta. Los precios de los hostales rondaban de entre 5 Euros a 15 Euros, hace 6 años... Si, la gente acampa también. Cualquier otra pregunta me escribes. Saludos ;)

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